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AMMBAR – Associació de malalts mentals de Barcelona

Associació de malalts mentals de Barcelona

Hoy ponemos este artículo para que nos podamos poner en el lugar de nuestras familias, parejas y/o amigos que nos quieren ayudar.

Lo podemos leer y luego hacer una lectura conjunta o no, según decidamos. Así para los que no lo tienen muy claro sepan de nuestro dolor. Y para que nosotros tengamos claro que no somos el centro del mundo de nuestra familia, que sepamos superar nuestro egoísmo…

Qué puede hacer la familia de un depresivo para ayudarle

Que la depresión es una enfermedad que causa mucho sufrimiento es algo que testimonian todos cuantos la han padecido. También quienes, por razones de su profesión, les acompañan en ese doloroso proceso. La importancia que, en tales circunstancias, adquiere la familia como elemento de contención merece ser destacada. En medio de la experiencia de desconcierto, de estrés y, frecuentemente, de impotencia ante el sufrimiento en el que se debate la persona querida, se convertirá en un valiosísimo instrumento de ayuda si sabe controlar la ansiedad y actuar siguiendo las pautas que, de acuerdo a lo que recomiendan los expertos, son las más indicadas en el trato con las personas que adolecen de una grave depresión. Subrayaré algunas de ellas:

1.- Ponerle en manos de profesionales.
La depresión es una enfermedad grave. La intervención terapéutica sobre el deprimido no puede dejarse en manos de aficionados que, con indicaciones, a veces, contraproducentes, creen poder sacarle del pozo de desolación en el que se siente hundido. El principio de la sanación pasa por persuadirle de que precisa la intervención de especialistas en psiquiatría o en psicología. Convencerle, no siempre resultará fácil, pero es absolutamente imprescindible. El tacto y la delicadeza con que realicen esa tarea contribuirán a vencer resistencias y superar recelos. En cualquier caso, la familia deberá mostrarse persistente a este respecto, dispuesta siempre a acompañar al enfermo a la consulta médica y no oponerse, si así lo aconsejan los profesionales, a su internamiento.

2.- Ayudarle a aceptar la enfermedad.

Nadie es culpable de padecer una enfermedad. Cuando ésta se instala en una casa, tanto quien la sufre como quienes le rodean quedan profundamente afectados. Es difícil para la persona enferma aceptar su condición de tal. Tampoco es fácil para el resto de la familia. Sin embargo, el principio detodo proceso terapéutico pasa por asumir esa situación. Reconocer el hecho, aceptar las limitaciones que supone para el enfermo y para su entorno, reevaluar la relación emocional que se mantiene con él, modificar las expectativas que pudieran tenerse y ayudarle a que, tras el natural periodo de negación, tristeza o rabia, acepte lo que no está en sus manos evitar. Si eso se consigue y se mantiene el propósito de colaborar con los expertos en salud mental, se habrá entrado en la vía que conducirá a aminorar las consecuencias de la enfermedad.

3.- Estar a su lado.

Quienes nunca hemos experimentado un episodio depresivo tenemos dificultades para entender el grado de sufrimiento, desamparo y pérdida de sentido en que queda sumido el depresivo. No necesita piadosas recomendaciones, ni constantes invitaciones a que levante el ánimo o a que ponga más de su parte. ¡Cómo si eso fuera algo que depende de su voluntad!… Necesita de personas empáticas que no le juzguen, que le muestren comprensión, que, sencillamente, sepan estar a su lado.

4.-Respetar sus silencios.

Y hacerle llegar que se es consciente de su pesar y se está dispuesto a ayudarle. Disposición a escucharle, si quiere hablar, y comprensión y respeto, si prefiere guardar silencio. Sin olvidar que la tendencia al aislamiento y la dificultad comunicativa forman parte de la sintomatología del depresivo. Es absurdo presionarle para que se muestre expansivo o sociable como si eso fuera algo que estuviera a su alcance. Esas actitudes le tensionan y le hacen sentirse más solo ante la evidencia de que quienes le rodean no parecen percatarse de las limitaciones que le impone su enfermedad y del profundo dolor que las mismas le producen.


5.- No pedirle explicaciones.
Sencillamente, porque no las puede dar. Tampoco él sabe qué le pasa. Exigírselas es una torpeza que le provocará irritación. Y que reforzará su convicción de no ser entendido. Demandar explicaciones racionales para algo que nada tiene que ver con la razón, no es, si se me permite la redundancia, nada razonable y refuerza al depresivo en su experiencia de profunda soledad. Lope de Vega que sufrió graves depresiones, dice: “Si me preguntase a mí mismo qué mal tengo, no sabría responderme, por mucho tiempo que lo pensase”.

6.- Huir de los consejos.
Las invitaciones a que se anime, a que ponga de su parte, a que salga, a que se divierta, a que participe en actividades… son indicaciones condenadas al fracaso. Simplemente, porque no está en sus manos seguirlas. Refiriéndose a su experiencia terapéutica, recordaba el Dr. Vallejo Nájera que casi todos los que han padecido una depresión referían, pasado el tiempo, la angustia que les producían esas consignas dictadas por la buena fe de sus allegados. Sin entender que el bloqueo que sufre le lleva a ver cualquier tarea, por rutinaria o nimia que parezca, como una carga abrumadora.

7.- No presionarle.

De ahí la importancia de evitar consignas en ese sentido. La depresión, ya lo dijimos, no es algo que se elija. Tampoco algo cuya superación dependa de la libre voluntad. Insistirle para que se comprometa con actividades con las que no se siente cómodo resulta contraproducente. Lo explica gráficamente, de nuevo, Vallejo Nájera: “La depresión imposibilita para el disfrute de nada. Si le lleva a una película cómica, ‘le llevé para ver si se reía un poco’, sólo percibirá el enorme esfuerzo que le cuesta salir de casa, que no es capaz de seguir la acción del film porque se fatiga su atención, que los demás ríen y el permanece indiferente y que tiende a ensimismarse dando vueltas a sus negros pensamientos sin atender a la proyección. Si ocurre esto en algo pasivo y agradable como ver una película cómica, podemos deducir cómo queda aplastado si se le obliga a acudir al trabajo, a enfrentarse con un problema o una ardua tarea para la que se siente incapacitado”.

8.- Trasmitirle esperanza.
La vivencia depresiva es, lo venimos diciendo, difícilmente definible. La pena, la desesperanza, la angustia, la desgana, la sensación de impotencia se amalgaman en lo más hondo del alma y hace que quien experimenta tan desasosegantes emociones, se perciba como en un callejón sin salida, como en una oscura mazmorra de la que jamás podrá ser liberado. Quienes le son más próximos siempre podrán ofrecerle una pizca de esperanza. Y hacerlo con legítima coherencia persuadiéndole de que, aunque en esos momentos no pueda entenderlo, sí que hay salida de esa cárcel y luz al final de su túnel. La depresión es una enfermedad tratable y quien sigue las pautas que le marquen los profesionales puede abrazar la legítima esperanza de que llegará la mejoría.

9.- Reforzarle positivamente.
Rasgo relevante del depresivo es su déficit de autoestima. Tiende a ignorar sus luces y a recrearse en sus sombras, a recordar sus fracasos y a pasar por alto las ocasiones en que le sonrió el éxito, a destacar sus defectos y subrayar sus debilidades, obviando sus virtudes y los méritos contraídos a lo largo de su vida. En tales circunstancias, el papel de la familia es clave para resaltar sus cualidades, poner en valor las múltiples capacidades que atesora y, por encima de todo, lo mucho que, a pesar de las dificultades del momento presente, él o ella significan para quienes tanto les quieren.

10.- Cuidarse a sí mismo.
Una última consideración. Convivir con el depresivo es todo menos fácil. Los estados anímicos son, a poco que uno se descuide, contagiosos. Cuando son negativos tienden a generar, en su entorno, vivencias profundamente dolorosas y emociones contradictorias de difícil manejo. Cuidar a un depresivo es un desafío no menor para el que hay que saber prepararse y ante el que uno debe protegerse. No es fácil convivir y cuidar de alguien que se ha instalado en la tristeza, que puede tener comportamientos no fáciles de entender y con quien la comunicación es siempre complicada.

 En tales circunstancias convendrá hacerse cargo de las preocupaciones y sentimientos de los distintos miembros de la familia, prestarse apoyo mutuo e intentar controlar las situaciones generadoras de estrés. La atención al deprimido no puede absorber todos sus recursos afectivos de manera que se descuide el “autocuidado” de todos y cada uno de los integrantes de la familia. Es un grave error dejarse atrapar por el duro oficio de cuidador, eliminando espacios en los que se puedan atender las propias necesidades. Quien no sabe cuidarse difícilmente podrá ser un buen agente de ayuda. Acabará culpabilizando al enfermo, perpetuando la situación de la que pretendía liberarlo. Velar, pues, por uno mismo, lejos de ser una expresión de egoísmo, constituye siempre una garantía de eficacia en el tratamiento del familiar enfermo.

JOSÉ MARÍA JIMÉNEZ RUIZ
Terapeuta familiar y vicepresidente del Teléfono de la Esperanza

 

Les presentamos Mitos sobre la Depresión

Creado en Lunes, 17 Junio 2013 13:37 |

La depresión es un padecimiento psiquiátrico cuya prevalencia es del 7.2% , y para el 2030 será la primera causa de discapacidad en nuestro país. Es una enfermedad que Sí existe, que requiere de tratamiento farmacológico, pero también, que se puede curar por completo, señaló el Dr. Ricardo Secín, jefe del Departamento de Psiquiatría del Hospital Ángeles del Pedregal.

Hoy en día, afecta a 340 millones de personas en el mundo, correspondiendo a México aproximadamente 8.9 millones. Es un padecimiento que de seguir un tratamiento adecuado y por el tiempo indicado por la parte médica, puede lograrse la remisión completa.

Esta enfermedad está encubierta por ciertas creencias y mitos que ocasionan que el paciente abandone el tratamiento o bien sea desapercibida y las personas no sean tratadas.

Sus principales “mitos” son:

1) Trabajar duro evita la depresión

FALSO. La depresión afecta a casi una de cada seis personas en algún momento de sus vidas, por lo que abundan los remedios opulares y medias verdades sobre esta enfermedad. No es raro escuchar de amigos o familiares: “enfócate en el trabajo y te sentirás mejor”. Para un caso leve de depresión, este hecho puede ayudar, pero la depresión es un padecimiento diferente. Exceso de trabajo en realidad puede ser un signo de depresión clínica, especialmente en los hombres.

2) La depresión no existe

FALSO. La depresión SI existe y es una condición médica grave y una de las principales causas de discapacidad en los adultos. Sigue siendo confundida con la tristeza normal. La evidencia biológica de la enfermedad se puede ver en los escáneres cerebrales, que muestran los niveles de actividades anormales. Sustancias químicas clave del cerebro que llevan señales entre los nervios también parecen estar fuera de equilibrio en las personas deprimidas.

3) La depresión es sólo autocompasión

Nuestra cultura admira la fuerza de voluntad y la fortaleza mental y se apresura a etiquetar a cualquiera que cae como quejoso o débil. Pero la persona que tiene depresión clínica no es ni perezosa ni siente sólo lástima por sí misma. Tampoco puede “manejarla” a su antojo para que se vaya, la depresión es un problema de salud relacionado con cambios en el cerebro. Al igual que otras enfermedades, por lo general mejora con el tratamiento adecuado.

4) Voy a tomar medicamentos toda la vida

FALSO. La medicación es sólo una de las herramientas que se utilizan para tratar la depresión. Y pedir ayuda no significa que se sienta presionado a tomar los medicamentos recetados. De hecho, los estudios sugieren que la terapia de “hablar” con alguien ( terapeuta, psicólogo, amigos, etc.) es tan eficaz como los medicamentos para la depresión leve a moderada. El uso de antidepresivos, probablemente no será de por vida. Su médico le ayudará a determinar el momento adecuado para dejar el medicamento.

5) Las personas deprimidas lloran mucho

No siempre. Algunas personas no lloran, tal vez sólo actúen muy tristes cuando están deprimidas. Al contrario de lo que puede creerse, algunas son emocionalmente inexpresivas y pueden sentirse inútiles o inservibles. Incluso sin síntomas dramáticos, la depresión no tratada impide que las personas vivan la vida al máximo, además tiene un costo alto en las familias.

6): La depresión es parte del envejecimiento

FALSO. La Mayoría de las personas mayores viven los retos del envejecimiento sin deprimirse. Sin embargo, cuando se produce, puede ser pasado por alto en las familias. Las personas mayores pueden ocultar su tristeza o bien a través de diferentes síntomas que no eran comunes en su rutina: la comida ya no les sabe bien, los dolores y molestias empeoran o los patrones de sueño cambian. Algunos problemas médicos pueden desencadenar depresión en ancianos y ésta puede reducir la velocidad de recuperación de, por ejemplo, un ataque al corazón o una cirugía.

7) Es normal que los adolescentes se depriman

FALSO. Es frecuente que muchos adolescentes estén de mal humor, preguntones, e intrigados por el “lado oscuro”, sin embargo, la tristeza o irritabilidad prolongada no es normal para los adolescentes. Cuando la infelicidad dura más de dos semanas, puede ser un signo de depresión que se desarrolla en aproximadamente uno de cada 11 jóvenes. Otros signos de un adolescente que puede necesitar ayuda son: estar constantemente triste o irritable, incluso con amigos, no tener placer en sus actividades favoritas, o una baja repentina en sus calificaciones.

8) La depresión es difícil de tratar

FALSO…Es común escuchar que la mayoría de las personas que tratan su depresión no mejoran. En un amplio estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Mental, el 70% de la gente se convirtió en libre de síntomas a través de medicamentos, aunque no siempre con el primer tratamiento. Otros estudios muestran que la combinación de medicación y psicoterapia es más efectiva.

Si usted o algún familiar presenta síntomas de manera regular, recuerde acudir con el médico para un diagnóstico y tratamiento oportuno.

IMPORTANTE: Esta información en ningún momento sustituye la consulta profesional. La publicamos en el entendimiento de que no será interpretada como consejo médico o profesional. Toda la información brindada necesita ser revisada cuidadosamente por usted y su médico.
De Entorno médico

 

 

El estrés, la depresión y la ansiedad afectan a la memoria

El funcionamiento de la memoria depende de las conexiones neuronales que se mantienen en el cerebro. El aprendizaje tiene lugar gracias a la implicación de unos cien mil millones de neuronas. Cuando el cerebro recibe una información nueva, los estímulos electroquímicos pasan a través de éstas células nerviosas promoviendo el desarrollo de nuevas conexiones neuronales.

La clave de nuestra memoria está en el almacenamiento. La nueva información se relaciona con lo conocido y así se van creando más conexiones aumentando a su vez la capacidad de almacenamiento. Cuando mejor y más organizada tengamos la información, mayor calidad tendrá nuestra memoria.

El estrés, la depresión y la ansiedad afectan a la memoria

El estado de ánimo afecta a la capacidad de la memoria

  • Cuando se atraviesa un momento feliz, la disposición para aprender aumenta y también se recuerda mejor lo aprendido.
  • Si por el contrario estamos atravesando una situación difícil con estrés excesivo, la memoria se ve afectada de forma negativa. Lo mismo ocurre en casos de depresión y ansiedad.
  • Hay que tener en cuenta que el aumento de adrenalina en el estrés favorece el aprendizaje, pero si éste es excesivo, o hay ansiedad, la información no se consolida.
  • En casos de estrés emocional se ve particularmente afectada la memoria a corto plazo

Otras causas de pérdida de memoria

  • La enfermedad cerebral y los traumatismos pueden ser causas de pérdidas graves de memoria.
  • La incapacidad para recordar hechos inmediatamente anteriores a un fuerte golpe en la cabeza se conoce como amnesia retrógrada.
  • El alcoholismo crónico también dar lugar a estados que ocasionan lagunas, o pérdidas de la memoria reciente.
  • El alzheimer y otras formas de demencia y ataques cerebrales también suponen el deterioro de la memoria a corto plazo.

Cómo se crean los recuerdos

  • Registro. La información percibida por los sentidos se almacena para poder interpretarse.
  • Consolidación. La memoria reciente funciona por tiempo limitado. Mediante repetición o asociación se consolida.
  • Recuerdo. Si la información ha sido almacenada de forma eficaz se podrá recordar a voluntad.
De suplments.com

Copiado de La Xarxa, comunicació local

Recortes en sanidad

Los psiquiatras alertan del peligro de recortar en especialistas en salud mental

 La crisis dispara un 19% los casos de depresión y los tijeretazos pueden dejar pacientes desatendidos

06/06/2013 09:08 h

José Clusa, psiquiatra y presidente del comité organizador del Congreso de Salud Mental 06-06-2013

José Clusa, presidente del comité organizador del quinto Congreso Catalán de Salud Mental, reconoce que la crisis económica tiene repercusiones en la salud mental de las personas y hay que poner remedio. Avisa de los riesgos de recortar recursos destinados a la salud mental: “se notará sobre todo en los trastornos más graves. Cada vez las visitas al médico se espacian más y hay menos recursos de personal”. Clusa también abre la puerta a la posibilidad de que, con los recortes, puedan desaparecer los programas preventivos de salud mental y se opte cada vez más por el tratamiento farmacológico.

Justamente hoy arranca en Barcelona este Congreso Catalán de Salud Mental con datos alarmantes sobre la mesa. El paro, la precarización de los salarios, el empobrecimiento de las familias o los desahucios han hecho aumentar un 19% los casos de despresión en nuestro país en los últimos cinco años. Las situaciones de ansiedad lo han hecho del 8’4% y los problemas relacionados con el alcohol han aumentado un 5%.