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AMMBAR – Associació de malalts mentals de Barcelona

Associació de malalts mentals de Barcelona

DESDE LA INFANCIA

Actividades como la lectura y la escritura preservan la memoria en la vejez

Libro, lectura, leer, escritor
Foto: EUROPA PRESS

MADRID, 4 Jul. (EUROPA PRESS) -

Una investigación reciente, que se publica este miércoles en la edición online de la revista ‘Neurology’, sugiere que la lectura de libros, la escritura y la participación en actividades que estimulan el cerebro a cualquier edad puede preservar la memoria.

“Nuestro estudio sugiere que el ejercicio del cerebro mediante la participación en actividades de este tipo a través de la vida de una persona, desde la infancia hasta la vejez, es importante para la salud del cerebro en la vejez”, resume el autor del estudio, Robert S. Wilson, del Centro Médico de la Universidad Rush, en Chicago, Illinois (Estados Unidos).

Para el estudio, 294 personas fueron sometidas a pruebas que medían la memoria y el pensamiento cada año a una edad promedio de 89 años, además de responder a un cuestionario acerca de si leían libros, escribían o realizaban otras actividades mentalmente estimulantes en la niñez, la adolescencia, la edad media y en su edad actual.

Después de su muerte, sus cerebros fueron examinados en la autopsia para la comprobar los signos físicos de la demencia, como lesiones, placas y ovillos cerebrales. La investigación encontró que las personas que participaron en actividades mentalmente estimulantes de forma temprana y tarde en la vida tenían una menor tasa de deterioro de la memoria en comparación con aquellos que no participaron en estas actividades a través de su vida, después de ajustar por los diferentes niveles de placas y ovillos en el cerebro.

La actividad mental representó casi el 15 por ciento de la diferencia en el declive más allá de lo que se explica por la existencia de placas y ovillos neurofibrilares en el cerebro. “No hay que subestimar los efectos de las actividades cotidianas, como la lectura y la escritura, en nuestros hijos, nosotros mismos y nuestros padres o abuelos”, dijo Wilson.

El estudio encontró que la tasa de disminución de la memoria se redujo en un 32 por ciento en personas con actividad mental frecuente en la edad avanzada, en comparación con las personas con una actividad mental media, mientras que la tasa de disminución de aquellos con actividad no frecuente fue un 48 por ciento más rápida que la de aquellos con actividad media.

Para los componentes de Ammbar el siguiente escrito refuerza nuestra idea de que todos podemos ayudar, cada uno a su modo pero con la intención de escuchar y que se sienta comprendida la persona que nos viene contando su problema. Sabemos que nunca vamos a sustituir a los médicos pero sí y más como usuarios de salud mental que somos y por haber vivido situaciones similares, orientar hacia el camino más adecuado a nuestros compañeros en la enfermedad. Por eso es muy importante nuestro interés en formarnos. Y la idea de continuar en esto. Queremos ayudar dentro de nuestras posibilidades.

Intervención ante conductas suicidas

En ocasiones pensamos que tienen que ser los profesionales de la psicología y de la psiquiatría los que de forma única deben trabajar con aquellas personas que contemplan su propia muerte como alternativa para acabar con un sufrimiento percibido como insoportable. Es verdad que solo estos profesionales cualificados, formados y legalmente reconocidos pueden planificar e implementar terapias específicas y científicamente contrastadas para abordar el fenómeno suicida individual.

Pero esto no quiere decir que aquellas personas que no tienen una formación reglada en este campo no estén llamadas a intervenir de forma activa y significativa en las ocasiones en las que la crisis vital se presenta. Este primer eslabón es el más importante de cara a la contención de una crisis suicida, porque es el primer encuentro el que proporciona la apertura al posterior tratamiento terapéutico especializado.

Un aspecto muy importante, tanto en una situación de contención inicial como en una sesión terapéutica, es que utilicemos un lenguaje preciso. Hay personas que nos hablan de “hacer una tontería”, de “dejar de sufrir”. En realidad están pensando en matarse, en quitarse la vida, en suicidarse. Nos corresponde a nosotros invitarles a que verbalicen su angustia de forma certera, ya que esto, en sí, supone una descarga emocional muy importante. Aquellas personas a las que se les permite decir que están pensando en suicidarse entienden que a su lado hay un ser humano que es capaz de permanecer sin mirar hacia otro lado. Tal vez es esto lo que les falte en sus propias vidas y de entrada les suele producir un agradable desconcierto.

No preguntamos “por qué”, sino “para qué”. Con esto se le ayuda a salir de un bucle justificativo de su elección, es decir, de su propia muerte. Posiblemente tenga muchos argumentos que respondan al por qué. No olvidemos que existe una lógica en el pensamiento suicida, tal vez no para nosotros, pero sí para la persona que está en esta situación. Llevar del “por qué” al “para qué” supone dar lugar a nuevos escenarios.

Tampoco emitimos un juicio moral sobre lo que la persona está pensando. Es más, la reconoce como opción. Con esto consigue que la persona se sienta comprendida. Además, el orientador ha sondeado si la crisis suicida tiene ya definido un plan de muerte. Con una buena voluntad, lo que nos sale decir a una persona que nos cuenta que está pensando en suicidarse es que se quite esa idea de la cabeza, que no haga bobadas y que las cosas se arreglarán, que su familia tal y cual. Pero hemos dicho más de una vez que trabajar con personas requiere mucho más que buena voluntad.

Hay que mostrar seguridad en todo momento, puesto que se valora el alto grado de vulnerabilidad del cliente. Las personas inmersas en una crisis vital con ideación suicida necesitan de otras que les aporten puntualmente esa estabilidad que el momento les roba. También hay que saber aprovechar el instante. Saber que mi angustia no es única, que mi dolor también es dolor en otras personas y que lo que yo estoy pensando hacer y me atormenta no es algo que solo me ocurre a mí, suele tener poderosos efectos descongestionantes. Pero además, “si usted quiere, yo puedo acompañarle”. Esto tiene trascendencia en las decisiones que va a adoptar a partir de este momento esta persona. Saber que no va a estar sola.

Una de las características de la vivencia suicida es la ambivalencia, es decir, querer morir pero también querer vivir. Si sondeamos un poco, la mayoría de estas personas quieren vivir, pero no con sus circunstancias actuales. Por eso hay que abrir la posibilidad de abordar de forma profunda el origen de la crisis de la persona con el profesional adecuado. En ningún momento se le dice a la persona lo que tiene que hacer, sino que con habilidad abre puertas conforme la situación lo requiere.

En ocasiones la ideación se traduce en una conducta suicida en curso y la actuación requerida es distinta, de corte más directivo y con instrucciones claras. También es diferente la atención dedicada a aquellas personas con una base psicopatológica en su conducta. Sin embargo, este encuentro inicial es igualmente importante en todos los casos. Por eso existe la necesidad de una formación en las personas que atienden teléfonos de emergencia para que sepan actuar y manejar adecuadamente las diferentes situaciones que se producen.

Alfonso Echávarri Gorricho. Psicólogo y coordinador de Programas en el Teléfono de la Esperanza
Publicado por Centro de Colaboraciones Solidarias el 14 Julio 2013

En Ammbar nos preocupan mucho los jóvenes, el futuro de la sociedad. Pero vemos que cada vez más, están cayendo en las redes de una droga “admitida” por todos ya que no está prohibida y es fácil de adquirir: las bebidas alcohólicas.
Por eso nos hemos puesto manos a la obra y hemos encontrado algunos artículos muy interesantes, para los que el tiempo no tiene importancia, por eso eliminamos los años y publicamos lo que creemos es interesante de leer por todos, incluso ellos mismos. Hoy publicamos el primero:
Consumo de alcohol
En la actualidad asistimos a una creciente demanda de información sobre los patrones de consumo de alcohol en nuestra sociedad, por la problemática social y personal que plantea. Dentro de estos patrones adquieren una mayor importancia los asociados a las pautas de consumo de la adolescencia y juventud, que va aumentando, tanto en número de bebidas adquiridas, como en el de su graduación alcohólica.
La accesibilidad de los jóvenes a las bebidas alcohólicas es cada vez mayor, a pesar de las prohibiciones impuestas de su venta a menores. La edad media de inicio en el consumo de alcohol entre los escolares, según los datos de la Encuesta sobre Drogas a la Población Escolar (Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas), es de 13.6 años, y la edad media de inicio de consumo semanal se sitúa en los 14.9 años, según esta fuente las chicas registran mayor prevalencia de consumo de alcohol, aunque en cantidades menores. El 84.2% de los escolares ha consumido alcohol en alguna ocasión y el 43.9% consume al menos una vez a la semana. En cuanto a los episodios de embriaguez el 41% de los escolares se han emborrachado en alguna ocasión y el 23.6% en el último mes.
Un 80% de las muertes registradas entre adolescentes se deben a causas violentas y dentro de ellas las relacionadas con drogas o alcohol representan el 50%, existiendo un mayor porcentaje de suicidios en los adictos a estas sustancias. Además, se consideran los factores familiares de gran importancia en el inicio y curso clínico de la adicción al alcohol y otras drogas, ya que hasta un tercio de los niños tienen su primera oferta de consumo de bebida alcohólica dentro del ambiente familiar, por lo que la implicación de la familia tiene gran importancia en todo programa terapéutico.

¿Por qué consumen?
La creencia más compartida entre los diferentes grupos de adolescentes y jóvenes, tiene que ver con la asociación, según su opinión, entre el consumo de alcohol y las “consecuencias positivas” que este proporciona. Entre estas destacan, según ellos indican, una potenciación de la actividad psico-física ( alegría, euforia, superación de la timidez y retraimiento, mejoría del estado de ánimo, etc.), posibilidad de diversión e integración dentro del grupo de amigos donde la mayoría consumen.
En la medida que el alcohol proporciona a los jóvenes una serie de efectos o consecuencias positivas, y el joven los interpreta como un beneficio, dichos efectos se convierten en motivos de consumo. La juventud, como regla general, no asocia el consumo de alcohol con los problemas que de él pueden derivarse, ellos esperan del alcohol cambios positivos globales (facilitador de expresividad emocional, desinhibidor y potenciador de las relaciones sociales, etc.), y a la vez no creen que dicha sustancia tenga consecuencias negativas, influyendo considerablemente en un mayor consumo durante el fin de semana, donde las relaciones interpersonales se intensifican. Por eso anticipar los “efectos positivos” y no las verdaderas consecuencias negativas, conlleva a que se produzca un mayor consumo social.
Esta consideración positiva hacia el alcohol, hace que se considere al mismo como una droga socialmente aceptada y de amplia difusión, lo que hace que los adolescentes, en un amplio porcentaje, no valoren el alcohol como una droga y no consideren su consumo como puerta de entrada hacia la adicción a otras drogas, sin embargo hay varios estudios que demuestran todo lo contrario y según los cuales es muy poco frecuente el uso de cocaína o heroína, sin haber consumido anteriormente tabaco, alcohol o cannabis.
En resumen, los motivos principales que el mundo adolescente o juvenil usa para explicar el consumo de bebidas alcohólicas son:
• Es un modo de “ponerse alegre”, “alcanzar el punto”.
• Forma de búsqueda de afiliación, con imitación de conductas, con consumo que a veces se impone desde el propio grupo de amigos en el que se participa.
• Presión social, a veces producida desde la publicidad.
• Desinhibición, superación de la vergüenza.
• El consumo actuaría como un modelo de imitación y expresividad de la edad adulta.

Qué, cuanto y cómo consumen
Las pautas de consumo en el mundo adolescente y juvenil han sufrido una serie de cambios durante los últimos tiempos, y además, se han ido configurando unas características peculiares, propias de este grupo de edad, alejadas del modelo adulto y tradicional de consumo.
Así podemos destacar como características principales de este grupo de edad en su relación con la adicción alcohólica:
Búsqueda de nuevos motivos para el consumo, destacando sobre todo la afectación en la esfera psicoactiva de la personalidad. Evasión de lo cotidiano, conseguida mediante la embriaguez, bebiéndose más alcohol y de más graduación.
Concentración de los períodos de bebida durante el fin de semana o períodos festivos, con incremento de “borracheras”, y lo que ello conlleva como alteraciones del orden público o accidentes de tráfico.
Progresivo descenso de la edad de inicio de consumo de bebidas alcohólicas, que según algunos estudios, se localiza sobre los 12 años, aunque es en torno a los 16 años donde se produce una modificación de las pautas de consumo.
La cerveza (entre semana) y las bebidas de alta graduación “combinados” (los fines de semana) encabezan el ránking de bebidas preferidas entre los jóvenes.
En el entorno adolescente y juvenil el consumo de alcohol se suele producir fuera de casa y en espacios donde se producen las relaciones sociales de los jóvenes. Así mientras el consumo se produce en lugares donde hay relaciones entre iguales, hay una ausencia de consumo en el contexto familiar.
Las creencias predominantes sobre el alcohol siguen destacando sus “efectos positivos” como hemos visto anteriormente, dejando los aspectos negativos “para los demás” (“eso no me pasará a mí”).
Al analizar los efectos producidos por el consumo de alcohol es probable que el joven elija la estimulación agradable, cierta e instantánea proporcionada por el mismo. De este modo se construyen pensamientos propios (“no todos los que beben alcohol tendrán una dependencia física o psicológica” “no todos tienen accidentes de coche”, “el alcohol afecta a los otros, que no controlan, pero no a mí”…) que contribuyen a reforzar los efectos o ideas positivas.

Como actúar sobre el problema
Es importante no considerar de forma aislada a los jóvenes del contexto social en que se desenvuelven, sino a ambos conjuntamente, para tener siempre presente los respectivos elementos del sistema: jóvenes, familia, escuela, y barrio o municipio y actuar conjuntamente sobre todos ellos.
Así podíamos considerar diferentes actitudes o pautas de actuación frente al problema, entre los que destacarían:
Diseñar programas de educación, en los que se incida no sobre los efectos negativos del consumo alcohólico, sino sobre los efectos positivos del no consumo, este pequeño matiz, haría que las medidas tuvieran una mejor acogida general y una mayor eficacia.
Orientar las actuaciones en el nivel educativo cuestionando y delimitando los efectos positivos del alcohol, que es el conjunto de creencias más desarrollado. Se debe partir de una información realista, que sitúe en su término más justo los “efectos reforzantes” del alcohol, pero que también muestre sus límites. Además existen una serie de creencias erróneas respecto al alcohol (aumento de la potencia sexual, modo de combatir el frío, o como utilidad terapéutica), transmitidas de generación en generación que necesitan ser desmontadas.
Desarrollar programas de entrenamiento en habilidades sociales, para actuar principalmente en la preadolescencia, antes de que se instaure el consumo habitual de alcohol, para ayudar a esta población a hacer frente a la enorme presión que el grupo ejerce sobre aquellos que no beben. Para ello se debe formar a profesores del sistema educativo, educadores de calle, animadores sociales, etc.
Hay que utilizar medidas eficaces que no tienen porque ser las más costosas. Hacer más baratas las bebidas no alcohólicas, ya que actualmente es más barato consumir una bebida alcohólica que un refresco, así como potenciar bebidas exóticas con menor o nulo contenido alcohólico pero “que entren por los ojos” a los jóvenes.
Conseguir imponer líneas de trabajo que logren que la edad de inicio del consumo habitual de alcohol se retrase lo máximo posible, lo cual tendrá una incidencia importante en la prevención de los consumos problemáticos del alcohol.
Formular objetivos para evitar la desconexión de los adolescentes de los sistemas de contexto, sobre todo educativo, modificar las creencias de adolescentes y jóvenes sobre el alcohol, trabajando fundamentalmente sobre las motivaciones de consumo, o diseñar estrategias para reducir lo máximo posible el dinero que los jóvenes llevan encima los fines de semana.
Actuar sobre los espacios físicos por donde se mueve la juventud, revisando su diseño. Así podemos:
• Ceder lugares donde creemos espacios lo más parecidos a los bares y ponerlos en manos de grupos o entidades no controlados por la Administración, que les dé más libertad.
• Estimular programas que comporten la presencia de educadores en lugares que ellos frecuentan.
• Obligar a los bares a crear espacios alejados de la barra y con un volumen de música reducido que permita la comunicación y la organización de actividades atractivas que concentren el tiempo de ocio y diversión.
• Incidir en la importancia de la familia como factor regulador del consumo y como medio de información.
• Por último, estimular el debate entre las diversas fuerzas políticas para la creación de diversos programas juveniles de control y prevención de las adicciones.

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Catalunya inicia un proyecto pionero para la inserción laboral de personas con trastornos mentales

Catalunya inicia un proyecto pionero para la inserción laboral de personas con trastornos mentales

En la fotografía de izquierda a derecha: Jaume Lanaspa director general de la Obra Social de La Caixa, la consellera de Bienestar Social y Familia de la Generalitat, Neus Munté, el conseller de Salud, Boi Ruiz, el conseller de Empresa y Empleo, Felip Puig y por último una señora de la cual no sabemos el nombre pero que suponemos que es la representante de la empresa estadounidense Darmouth Psychiatric Research Center, por descarte.

Catalunya iniciará este jueves un plan piloto para facilitar la inserción laboral de personas con enfermedades mentales graves basado en un método pionero ideado por la empresa estadounidense Darmouth Psychiatric Research Center, que permite combinar la atención social y sanitaria con la incorporación a un puesto de trabajo ordinario.

Además del Darmouth Psychiatric Research Center, este plan piloto cuenta con el impulso de la Obra Social La Caixa y de las consellerias de Salud, Bienestar Social y Familia, y Empresa y Empleo, cuyos titulares han rubricado este miércoles el convenio que ha dado luz verde al proyecto.

“Este plan piloto permitirá eliminar barreras mentales y combatir la estigmatización de las personas con enfermedad mental”, ha valorado en rueda de prensa la consellera de Bienestar Social y Familia de la Generalitat, Neus Munté, que también ha ensalzado el fomento de la igualdad de oportunidades del proyecto.

El objetivo de la iniciativa es mejorar el acceso de las personas adultas con trastornos mentales graves a una ocupación efectiva en empresas ordinarias, mediante la metodología innovadora conocida como Trabajo con Apoyo Individualizado (IPS, por sus siglas en inglés).

La metodología IPS, que se basa en el acompañamiento individualizado de los usuarios, se ha demostrado altamente efectiva para la inserción laboral de las personas con trastornos mentales.

Según la Conselleria de Salud, un 25% de la población catalana está en riesgo de padecer en algún momento de su vida este tipo de trastorno.

El conseller de Salud, Boi Ruiz, ha destacado que el plan piloto se ha impulsado con la “complicidad” de las entidades del sector, y se ha mostrado confiado en que su implantación será un éxito.

La iniciativa se pondrá en marcha en Barcelona –Sants-Montjuïc, Les Corts, Sarrià-Sant Gervasi y Eixample–, Girona y Baix Llobregat, y contará con el apoyo de las herramientas y profesionales del Programa Incorpora de La Obra Social La Caixa, destinado al fomento de la integración laboral de colectivos vulnerables, entre los que se encuentran las personas con enfermedades mentales.

El conseller de Empresa y Empleo, Felip Puig, ha avanzado que la intención del Govern es “ir más allá” y expandir el plan piloto a otros puntos del territorio catalán, además de convertir este programa en uno de los ejes básicos de la inserción sociolaboral de las personas con trastornos mentales.

El director general de la Obra Social La Caixa, Jaume Lanaspa, ha recordado que el Programa Incorpora ha permitido la inserción laboral de 56.000 personas vulnerables, como mujeres maltratadas, jóvenes y reclusos.

“Es un orgullo poder trabajar ahora también con personas con trastornos mentales”, ha valorado Lanaspa, que ha destacado la importancia de la inserción laboral de los colectivos más desfavorecidos para la cohesión social.

(EuropaPress)
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