Header image alt text

AMMBAR – Associació de malalts mentals de Barcelona

Associació de malalts mentals de Barcelona

En Ammbar estamos de acuerdo con el siguiente artículo:

Las enfermedades mentales son las que más daño causan a nuestra calidad de vida

La depresión es el trastorno mental más extendido en todo el mundo. (Corbis)

Por Miguel Ayuso

Hasta hace muy poco, la mayor parte de los trabajos estadísticos que se realizaban sobre el estado de salud de la población se centraban en asociar enfermedades con mortalidad, pero, a medida que aumentan los años que vivimos, no sólo debemos preocuparnos por aquello que puede matarnos, sino también por las enfermedades que, pese a no ser fatales, minan nuestra calidad de vida.

Un nuevo estudio, publicado hoy en The Lancet, llega a una conclusión que debería hacer que nos replanteemos seriamente la manera en que enfocamos las políticas sanitarias en todo el mundo. Los trastornos mentales y las adicciones fueron, en 2010, la mayor causa de enfermedad no fatal del mundo (responsables del 22,8% de los trastornos), pese a que, de media, los países desarrollados destinan menos del 2% de su presupuesto sanitario a combatirlas.

Este es el mayor informe estadístico elaborado nunca sobre el impacto de las enfermedades mentales y el abuso de sustancias a nivel mundialLa enfermedad mental y el abuso de sustancias son responsables del 7,4% de años de vida saludable (DALY, por sus siglas en inglés) que se perdieron en 2010 en todo el mundo, un impacto mayor que, por ejemplo, el virus del SIDA, la diabetes, la tuberculosis o los accidentes de tráfico. En términos absolutos, se trata de la quinta causa de afección en el mundo, sólo superada por las enfermedades cardiovasculares, las infecciones y los trastornos neonatales (cuyo impacto es particularmente elevado en el tercer mundo) y el cáncer.

El informe, elaborado por un equipo de científicos de EEUU y Australia liderado por el profesor Harvey Whiteford, parte de comparar los datos del macroestudio Global Burden of Disease 2010 (GBD), el más grande hecho en la historia sobre enfermedades, accidentes y esperanza de vida, con cientos de estudios sobre enfermedad mental y adicciones elaborados entre 1980 y 2010. Se trata, pues, del mayor informe estadístico elaborado nunca sobre el impacto de las enfermedades mentales y el abuso de sustancias a nivel mundial, que ofrece datos sobre la prevalencia, la morbilidad y el impacto de estos trastornos en 187 países.

Las enfermedades mentales, las grandes olvidadas

Cuando se publicó el GBD 2010, en diciembre de 2012, las enfermedades mentales pasaron prácticamente desapercibidas pese a que, como insiste el estudio liderado por Whiteford, son los trastornos que tienen un mayor impacto en la salud en todo el mundo. El problema es que, a la hora de elaborar los informes médicos, la enfermedad mental nunca se registra como una causa de muerte, aunque sea su principal responsable. En el propio GBD, las muertes prematuras ocasionadas por los trastornos mentales han sido anotadas con relación a la causa física de la muerte, aunque, como insisten los investigadores, ésta haya sido provocada por la enfermedad mental. De acuerdo al protocolo del GBD los suicidios son registrados como lesiones, aunque la mayoría son el resultado último de un trastorno mental. Por otro lado, sólo las sobredosis son registradas como muertes ocasionadas por el abuso de drogas ilegales, cuando es sabido que el abuso de sustancias provoca la muerte por muchas otras vías.

En todo los países, el estigma que rodea a las enfermedades mentales y el abuso de sustancias constriñe el uso de los recursos disponiblesLos autores creen que es necesario cambiar el enfoque a la hora de estudiar los trastornos mentales y las adicciones pues sólo dándonos cuenta de la importancia real que tienen, podremos tratar eficazmente éstos. “Pese a los costes personales y económicos, e incluso en los países desarrollados, el tratamiento suele comenzar muchos años después de que aparezca el trastorno”, asegura el doctor Whiteford en la nota de presentación del estudio. “En todo los países, el estigma que rodea a las enfermedades mentales y el abuso de sustancias constriñe el uso de los recursos disponibles y provoca ineficiencias en la distribución de la financiación y las intervenciones”.

Según un estudio elaborado en 2004 por el doctor Koen Demyttenaere entre el 35% y el 50% de los pacientes con serios desórdenes mentales no han recibido tratamiento en el último año, una cifra que se eleva a entre el 76 y el 85% en los países en desarrollo.

El abuso de las drogas y el alcohol aumenta en todo el mundo

Entre 1990 y 2010 el impacto de los trastornos mentales y las enfermedades derivadas del abuso de sustancias ha crecido un 37,6%. En el caso de las enfermedades mentales, gran parte de este aumento se debe, sencillamente, al crecimiento de la población, sin embargo, la prevalencia de la dependencia al alcohol, los opioides y la cocaína ha crecido “notablemente”. Si bien los trastornos mentales y el abuso de sustancias provocan en conjunto un gran impacto en los años que vivimos con un buen estado de salud, son las drogas las responsables del mayor número de muertes. Según el GBD, en 2010 los trastornos mentales y el abuso de sustancia fueron responsables de 232.000 muertes en todo el mundo, pero de estas un 81,1% son atribuibles en exclusiva a las drogas.

Por regiones es el impacto de los trastornos alimenticios y el consumo de drogas es que más varía de una zona a otraDe entre todos los trastornos es la depresión el que mayor impacto causa: es responsable del 40,5% del total de los DALY. Tras ésta se encuentra la ansiedad (14,6%), las enfermedades relacionadas con el consumo de drogas ilegales (10,9%), las enfermedades relacionadas con el alcohol (9,6%), la esquizofrenia (7,4%), los trastornos generalizados del desarrollo como el autismo o el síndrome de Asperger (4,2%), los trastornos de conducta infantil (3,4%) y, por último, los trastornos alimenticios (1,2%).

El estudio también analiza el impacto que por edad, sexo y regiones tienen los distintos trastornos. La enfermedad mental tiene un impacto especialmente elevado en los adolescentes, siendo la franja de edad comprendida entre los 10 y los 29 años la que presenta un mayor número de trastornos, con mucha diferencia sobre el resto de edades.

Por regiones es el impacto de los trastornos alimenticios y el consumo de drogas el que más varía de una zona a otra, siendo mucho más elevado en el mundo desarrollado. Por el contrario, los trastornos generalizados del desarrollo o los trastornos de conducta infantil son similares en todo el mundo.El impacto de la depresión es mucho mayor en el mundo desarrollado, pero los autores creen que esto se debe a un problema de diagnóstico, pues en muchos lugares fuera de Europa y Norteamérica la depresión no se registra como tal, pues sólo se tienen en cuenta las enfermedades físicas que resultan de ésta.

www.elconfidencial.com

Copiado a través de Feafes Cáceres. Gracias

Después de leer el artículo de Anaïs Barcelona sobre cuándo hablar a los niños de la enfermedad mental de uno de sus padres, un compañero de Ammbar nos ha contado su experiencia en primera persona, en PriPer, como nos gusta decir.

Pensamos que cada caso es diferente y los recursos empleados en su experiencia a lo mejor no pueden servir a otras personas, no lo sabemos porque fue algo aplicado a un caso concreto, pero la experiencia sí que es válida para animar a otras personas a tomar la iniciativa sabiendo que ellos conocen a sus hijos mejor que nadie. Por descontado que sería muy bueno si se puede contar con un asesoramiento profesional.

Hemos de pensar siempre en cómo está la persona con enfermedad mental, si está estabilizada puede ser ella misma quien pueda hablar con los niños… Pero en la mayoría de los casos ocurre que mientras los niños son pequeños es posible que no haya llegado todavía a estabilizarse.

Entonces surge el papel nada fácil del familiar que lo ha de hacer, porque lo que en Ammbar tenemos claro es que a los niños hay que hablarles para que desde pequeños vivan la enfermedad mental como algo más en sus vidas, ya que es lo que padece su padre o madre y estos los acompañarán para siempre, son sus raíces.

Mi experiencia en PriPer, primera persona: Cómo le expliqué a mi hijo muy pequeño que su mamá tenía una enfermedad mental.

Me enamore de mi esposa nada más verla, teníamos las mismas ideas de vida y eso nos hizo llegar al altar. Hasta entonces no vi nada fuera de lo normal en ella pero en la convivencia pude apreciar alguna diferencia de cuando novios, pero no le di importancia… Cuando nació nuestro primer hijo, comenzó a tener días diferentes, por épocas estaba muy contenta y otras al revés, le costaba hasta hablar. Le dije de ir al médico pero nunca quiso ir. Cuando nació nuestra niña, la cosa fue a mayores pues incluso en “los días bajos” parecía que no quisiera a nuestros hijos, cuando yo sabía que los adoraba… Y no comento su relación conmigo, ya que esa es otra historia.

Conseguí que fuera al médico y estuvo unos meses con tratamiento, por cierto fue un oasis en un desierto… Pero como no se consideraba enferma, al poco tiempo dejo el tratamiento…

Un día, teniendo mi hijo tres años y medio me preguntó “papá ¿mamá nos quiere? ¡tú cuídanos! ¿por qué me grita, si soy bueno? ¿por qué se come mi yogurt y no queda para mí?

Yo jamás había pensado que tan pequeño podía darse cuenta de que a su madre le pasaba alguna cosa rara. Entonces me dije, la sigues amando y sabes que actúa así porque está enferma o sea ¿que he de hacer para que mis hijos crezcan queriendo a su madre?

Porque yo estaba seguro de que ella se iba a estabilizar y de que seríamos una familia más y todo dependía de mí…

¿Que se le dice a un niño de tres años y medio? Porque más mayor ya se le puede explicar la enfermedad según su capacidad para entender. En este caso mi esposa tiene trastorno bipolar y no es demasiado difícil de explicar por una persona que no sea médico como yo… Pero a un casi bebé ¿qué le dices para que siga queriendo a su madre?

Yo le dije, no te preocupes, mamá nos quiere mucho pero está enferma, una enfermedad de la cabeza de la que me tienes que guardar el secreto: “tiene la enfermedad del dinero” porque de pequeña pasó mucha hambre y ahora cuando lo recuerda lo pasa muy mal, se pone a regañarnos y se come todo lo que ve. Pero cuando se le olvida ¡es la mejor mamá! Entre todos la tenemos que cuidar y ayudar para que se cure.

Y yo ¿qué tengo que hacer? (me asombró la pregunta, me dejó emocionado, mi explicación había hecho efecto): le contesté “darle besitos, incluso cuando se come tu petit suisse”.

A partir de ese día cuando llegaban “los días bajos” me miraba, guiñaba un ojo y ¡no la dejaba sola!
Un día por indicación de la psicóloga a la que yo iba, se lo dije a mi mujer, eso la hizo recapacitar y ponerse en tratamiento.

Hoy en día los niños ya son adultos y por supuesto formamos una familia unida y feliz.

Ammbar (somos todos)

Copiado por Ammbar dada su importancia, con permiso de Forum Clínic del Hospital Clínico de Barcelona

¿COMO EXPLICO A MI HIJO QUE TENGO TRASTORNO BIPOLAR?

Los niños, aunque no pregunten, perciben que su padre o madre tiene algún problema. Es muy positivo el hecho de aclararles dudas sobre su enfermedad ya que los niños son muy curiosos y se hacen preguntas. Resolviendo las dudas que puedan tener, ayudamos a disminuir su nivel de preocupación y ansiedad.

RECOMENDACIONES PARA EXPLICAR LA ENFERMEDAD A LOS NIÑOS

-Tendremos en cuenta el nivel evolutivo del niño para adaptar el lenguaje

-Esperaremos a que el niño tenga edad suficiente para entender lo que significa tener una enfermedad del cerebro, es mejor esperar a que el niño tenga unos 6 años

-Explicar al niño que el trastorno bipolar es una enfermedad del cerebro, al igual que la hipertensión o la diabetes. En este sentido, es útil compararlo con las enfermedades físicas

-Podemos explicar un cuento para que el niño lo entienda mejor. Recomendamos los cuentos “Fufú y el abrigo verde” de FEAFES y “Los martes, mi tío y los extraterrestres” de l’Associació de Bipolars de Catalunya

-Decirle al niño que la enfermedad no es culpa suya, ya que los niños se pueden sentir responsables por haber hecho algo malo

-Explicar que no es una enfermedad contagiosa

-Los niños en edad pre-escolar necesitan menos información, se enfocan principalmente en las cosas que ven. Por ejemplo, pueden ser muy conscientes de que una persona está llorando

-Los niños de edad escolar y los adolescentes quieren más detalles específicos y le harán más preguntas

-El niño puede preguntar si él también tiene o tendrá esta enfermedad. Podemos explicar que ahora está sano y no tiene ninguna enfermedad y que, sólo una pequeña parte de los hijos de personas con esta enfermedad la desarrollan. Si él desarrollara la enfermedad, los padres lo detectarían rápidamente e irían al médico

Anaïs Barcelona

Comentario de una persona particular:

¿Que necesidad tenemos que contarle a un niño con 6 años que su papa o mama tiene trastorno bipolar?. Ya crecerá y lo entenderá sobradamente y no le dara importancia. Los adultos somos más tontos que los niños. A los niños hay que dejarlos que se rian, que jueguen y sean felices.

Anaïs Barcelona:

Llega una edad en que es necesario explicar a los niños la enfermedad para tranquilizarles. Aunque no digan nada, son conscientes de los problemas.

Distimia, cuando la melancolía se apodera de la vida

La distimia es una forma leve de depresión. Se podría ubicar al trastorno distímico en un extremo del espectro de la depresión, mientras que el trastorno depresivo más grave se encontraría en el otro extremo.
El término distimia proviene del griego, “humor perturbado”. Las personas que sufren de distimia pueden seguir con sus vidas durante años sin ser tratadas de ninguna manera. A la vista de cualquiera son simplemente personas un tanto abatidas. Sin embargo, la verdad es que se trata de un verdadero trastorno afectivo, y las personas que lo sufren suelen responder muy bien al tratamiento.

¿QUIÉN SE VE AFECTADO?

El trastorno distímico afecta aproximadamente al 1,5 por ciento de la población y al igual que con otras afecciones de tipo emocional, las mujeres se ven ligeramente más afectadas que los hombres.

Es muy importante no confundir un periodo de tristeza concreto con distimia, ya que cualquier persona puede sentirse triste durante alguna etapa de su vida, debido a diferentes razones y ello es normal. Pero para que un estado de melancolía sea considerado como trastorno distímico es necesario que se presente todos los días, a lo largo de dos años, como mínimo.

¿CÓMO SE MANIFIESTA?

Los signos más notorios experimentados por los pacientes distímicos son la tristeza y la melancolía. En general, encuentran muy difícil hallar la felicidad y la satisfacción con las actividades de la vida cotidiana. A menudo tienen una baja autoestima y dificultad en la toma de decisiones.

La fatiga y el bajo consumo de energía también acompañan a este trastorno. Muy a menudo, los patrones de sueño y alimentación también se verán afectados. En relación al descanso, las personas con distimia pueden padecer de insomnio, o bien dormir más de lo común. Y en cuanto a la comida, pueden presentarse episodios de ingesta compulsiva o, por el contrario, una clara inapetencia.

Otra dificultad muy frecuente tiene que ver con las capacidades de memoria y concentración, las cuales pueden verse seriamente afectadas. Tambiénes común que las personas con distimia comiencen a aislarse progresivamente, lo cual en algunas ocasiones puede desembocar en una incapacidad social y hasta en fobia de estar acompañado por otras personas.
¿CUÁL ES SU ORIGEN?

Los investigadores aún no están seguros sobre la causa exacta del trastorno distímico. Si bien puede ser un componente genético, el pensamiento actual parece inclinarse más hacia el aislamiento social, reveses personales, y las situaciones de estrés en curso.

La característica única de la distimia es que más de tres cuartas partes de los pacientes tienen algún otro problema crónico como una enfermedad física, un problema de abuso de sustancias u otro tipo de trastorno psiquiátrico. Los médicos y terapeutas a menudo tienen dificultades para determinar exactamente qué fue primero, la distimia o la otra enfermedad, porque las líneas de inicio son a menudo borrosas.

¿EN QUÉ CONSISTE EL TRATAMIENTO?

Las opciones para tratar el trastorno distímico de inicio conllevan un profundo trabajo con el paciente para determinar las causas subyacentes. Algunas de las modalidades que han demostrado ser eficaces incluyen la psicoterapia y la terapia cognitiva-conductual.

Además existen opciones farmacéuticas para el trastorno distímico, que incluyen medicamentos que pueden brindar una ayuda de importancia a los pacientes con distimia.

En todo caso, hablar de los problemas con el paciente es muy beneficioso y ayuda a disipar cualquier mito que pueda estar albergando, como sentimientos de inutilidad. El tratamiento también se enfoca en que la persona pueda aprender a gestionar sus emociones en forma adecuada.

Además de la terapia individual, la terapia de grupo también ayuda a construir la confianza perdida del paciente y a alimentar sus habilidades de interacción social.

¿CUÁLES SON LAS DIFERENCIAS CON LA DEPRESIÓN?
Una persona con distimia puede llevar una vida bastante normal, a pesar de la tristeza que experimenta. Por el contrario, una persona con depresión no puede hacerlo. Así vemos que la principal diferencia se refiere al nivel de incapacitación que la persona adquiere.

- En la distimia no existe la falta de interés o la capacidad de experimentar placer.

No se manifiesta agitación, ni lentitud motriz.

- No se producen los pensamientos de suicidio típicos de los cuadros depresivos.

- No hay presencia de ideas recurrentes en torno a la muerte. 

Obviamente, un diagnóstico certero solo puede ser elaborado por un psicólogo o psiquiatra debidamente calificado. Por lo tanto, si crees que puedes estar sufriendo de distimia, o bien conoces a alguien en esa situación, lo más recomendable es buscar ayuda profesional lo antes posible, pues la distimia que no se trata puede derivar en una depresión, trastorno que sí puede presentar consecuencias de mayor gravedad.

De lamenteesmaravillosa.com

Escrito por Paula Aroca el 8 de julio de 2013